sábado, 24 de agosto de 2013

Sexo a ciegas - Nota Ohlala en la que fui experta corporal consultada


Sexo a ciegas: animate a experimentarlo

Descubrí qué pasa cuando activás el resto de los sentidos en la cama y preparate para jugar de a dos; ¿qué te parece la propuesta?


Descubrí qué pasa cuando activás el resto de los sentidos en la cama y preparate para jugar de a dos; ¿qué te parece la propuesta?Dejá de mirar y comenzá a sentir, en serio, ¡animate! - Foto: Corbis

Por Denise Tempone


Soñamos con imágenes, fantaseamos con imágenes, y hasta pensamos con imágenes. Vivimos en un mundo extremadamente visual que estimula nuestros ojos pero adormece el resto de nuestros sentidos. Es fácil, si pensás en tu cerebro como una computadora, las imágenes serían como archivos pesados, que lentifican todos los demás procesos que se llevan a cabo mientras los abrís. Ellas exigen una atención y una energía que son automáticamente retiradas de otros lados y disminuyen tu capacidad de atención. Algo así sucede en tu cabeza cuando vivís la intimidad con los ojos abiertos. Esa catarata de fotos que llega a vos seguramente es deliciosa y excitante, pero si sólo hacés hincapié en ellas, a la larga, el resto de los sentidos se van "lavando". Recuperarlos implica estar más presente, más conectada no sólo con lo que te sucede a vos en ese momento, sino también con lo que le sucede a tu pareja. ¿Y si olvidás aquello de "abrir bien los ojos" y abrís tu nariz, tu piel, tu boca, tu mente? ¿Y si cerrar los ojos te permite ver aun más? Dejá de mirar y comenzá a sentir, en serio. Bienvenida al "blind sex".

Olfato

Cada vez que hacés algo sin ver, tu cerebro reorganiza sus conexiones para utilizar otros sentidos, uno de ellos es el olfato. Por cada aroma que sentimos de manera consciente, hay muchos otros que captamos sin darnos cuenta. Nuestro perfume personal, por ejemplo, es una misteriosa combinación entre la fragancia que elegimos, los productos que usamos para nuestra higiene, nuestra transpiración, hormonas y hasta el lugar en que vivimos. Sin saberlo, constantemente emitimos información sobre quiénes somos y lo que nos pasa, en forma de olores. Esta información no es accesible a todos, depende de la proximidad corporal: cuanto más cerca estás de una persona, más le permitís olerte. Y el momento de máxima cercanía es, por supuesto, cuando tenemos sexo. En esos momentos, un órgano llamado órgano vomeronasal, que se encuentra entre la membrana mucosa que cubre el tabique y el cartílago, detecta con mayor intensidad la información que emitimos. Se trata de un verdadero sexto sentido que te permite conectarte a otro nivel. Aprovechalo.
Dato: podés ponerte gotitas de aceites esenciales en diferentes partes de tu cuerpo y proponerle que adivine dónde está cada aroma.

Oído

El sonido del sexo es otro de esos aspectos que quedan ocultos bajo una catarata de información visual, sin embargo, es sumamente poderoso. No es casual que la semana pasada dimos una nota de dirty sex , que subía el volumen de nuestros encuentros hot. Para que te des una idea, existen las películas porno para no videntes que hacen hincapié en toda una paleta de sonidos que quienes podemos ver no valoramos del todo; de hecho, muy pocas veces reparamos en ella. Algunas preguntas para despertar este sentido: ¿escuchaste los cambios rítmicos de un corazón? ¿Sabés exactamente cuál es el sonido del roce de la piel? ¿Cuál es la diferencia entre una respiración profunda y otra agitada?
Entonces, hacer un pacto de silencio y prescindir de las palabras y los gemidos explícitos puede agrandar tu rango de escucha y hacerte estar más atenta a la información que te brindan tus oídos. Bajá el volumen sin bajar la intensidad. Te vas a sorprender.
Dato: entre tanto silencio, si ya no podés contenerte, un gemido intenso sonará como una bomba. Si ya no aguantás más, soltalo. Va a decir más que mil imágenes juntas .

Tacto

Mucho antes de ver, oler y degustar, nuestra piel decodificaba lo que sucedía en nuestro entorno, aun cuando estábamos dentro del útero. El sexo es la ocasión que nos permite redescubrir la comunicación táctil y nos retrotrae a una experiencia primitiva y poderosa. Cuando hacés el amor con tu pareja, se reviven todas esas sensaciones que no tenías desde tus primeros meses de vida. Nunca nadie vuelve a tocarnos del modo completo y amoroso en que lo hacían nuestros padres cuando éramos bebés. Es recién cuando comenzamos a tener sexo con personas que amamos que volvemos a sentir ese tipo de conexión física. Existe, de hecho, un fenómeno denominado "hambre de piel" que expresa la necesidad de esas sensaciones producidas por la unión de cuerpos para aumentar el sistema inmunológico y la autoestima. Concentrate en sentir conscientemente el placer de tocar y ser tocada cuando dejás que tus ojos se tomen vacaciones.
Dato: poné tu atención en la ternura más que en lo erótico. Los abrazos, las caricias y los mimos mezclados con excitación sexual. 

Gusto

Aunque no lo creas, el gusto y el sexo van de la mano. Ambos activan la parte del sistema nervioso que controla la relajación y despiertan sensaciones parecidas. Es por eso que comparamos las sensaciones que tenemos cuando comemos algo rico con un encuentro sexy entre las sábanas. Además, algunos de nuestros comportamientos instintivos en la cama mordisqueando, lamiendo y besando se remiten a ese deseo de saborear y, ¿por qué no?, de devorar la piel del otro. Cuando te animás a volver literal la metáfora y "degustás" a la persona con la que estás, tu paladar comienza a percibir detalles como la leve diferencia de sabor que existe entre las diferentes partes del cuerpo. Por ejemplo, la cara interna del brazo suele ser más saladita que el resto del cuerpo y la parte baja de la espalda es más dulce. Suena loco (¿y un poco asqueroso?), pero es verdad. Probalo vos misma.
Dato: nuestro sabor personal depende muchísimo de nuestra dieta. Las frutas y las verduras hacen que nuestra transpiración sea más liviana y nuestra piel, más fresca. 


¿Qué pensas del sexo a ciegas? ¿Te animás a jugar al gallito ciego? Contanos

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