viernes, 30 de abril de 2010

Pilates para bailarines (vicios posturales y lesiones)


Pilates para bailarines (vicios posturales y lesiones)

SABADO 8 DE MAYO DE 14 A 17HS


En la biomecánica de la danza, las movilizaciones de la pelvis son constantes. Para prevenir la lordosis o hiperlordosis es necesario practicar ejercicios compensadores. Los músculos que intervienen y su función.

La columna vertebral es una maravilla arquitectónica. Su adaptación hasta la postura erguida ha dado lugar a la existencia de unas curvaturas compensadoras consistentes en una curvatura de convexidad anterior en la columna cervical que va a compensarse con otra de convexidad posterior en la zona dorsal. En la región lumbar se encuentra una nueva curva de convexidad anterior compensada con la de convexidad posterior del sacro.

Las disfunciones mínimas en la estructura lumbar se denominan lordosis y se entiende como tal al aumento de la convexidad anterior de la curva lumbar fisiológica (también denominada lordosis fisiológica).

Hay que tener en cuenta, y esto es importante para los bailarines con entrenamiento profesional, que la estática de la región lumbar va íntimamente relacionada a la situación de la pelvis. De ahí que cualquier anteversión (rotación hacia delante) o retroversión (rotación hacia atrás de la pelvis) va a influir sobre la lordosis lumbar.

Si se observa la biomecánica de la danza, estas movilizaciones de la pelvis son constantes, por tanto, y para prevenir una lordosis o posterior hiperlordosis es necesaria la práctica de ejercicios compensadores.

Los bailarines no tienen que olvidar la gran influencia de algunos músculos como el psoas o los extensores de la columna, de gran utilización en la danza sobre el equilibrio pélvico. La realización de ejercicios compensatorios y de elongación es una necesidad.

Pero se puede encontrar lordosis en las espondilolistesis que supone un deslizamiento vertebral por solución de continuidad del arco posterior de las vértebras. Esta patología puede encontrarse también en personas que provienen de la práctica intensa de gimnasia rítmica. Por lo tanto, ante la presentación de lumbalgias repetidas y lordosis hay que realizar el diagnóstico por imagen mediante radiografía simple.

Hiperlordosis

Se habla de hiperlordosis con demasiada alegría, pero para su acertado diagnóstico es necesario trazar un eje desde el occipital hasta el sacro. Normalmente la distancia desde el punto de máxima curvatura a este eje, lo que se llama flecha de curvatura, tiene como valores normales 2 centímetros. Si este valor está aumentado es cuando puede hablarse de hiperlordosis lumbar.

Las manifestaciones clínicas de la lordosis son las lumbalgias; si existen parestesias (irradiación hacia la pierna o muslo) hay que descartar la posibilidad de una espondilolistesis, una profusión o hernia discal. Muchas bailarinas refieren que en la postura "dehors" sufren lumbalgias. Si se estudia biomecánicamente esa posición, se entenderá la influencia sobre la pelvis y, por lo tanto, su incidencia en la lordosis. No obstante, si se descartan los otros problemas anteriormente mencionados, los analgésicos pueden causar cierto alivio, pero la situación podría recrudecerse. Lo más conveniente es insistir en la práctica compensatoria.

Aunque parezca lo contrario, muchos bailarines no trabajan aisladamente la musculatura lumbar por lo que es conveniente la práctica de ejercicios específicos para ello. El trabajo compensatorio tendría que ir dirigido a los músculos que rotan la pelvis hacia adelante (lordosis fisiológica) (sartorio, tensor de la fascia lata, recto anterior, psoas y extensores del raquis). Habrá que elongar, por lo tanto, estos músculos contracturados pero no fortalecerlos más. Por otra parte habrá que tonificar, acortar los músculos que corrigen la lordosis y llevan la pelvis hacia atrás fundamentalmente los abdominales, glúteos e isquiotibiales.

Así de simple. Pero de nuevo en este aspecto es necesario enfatizar que hay que ponerse en las manos adecuadas. El trabajo con poleas y con contracciones isométricas suele dar buenos resultados. En muchos casos es suficiente una rutina de ejercicios que bien conocen los instructores de danza para solventar estos problemas

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