martes, 17 de mayo de 2016

Sensopercepcion para expandirnos y habitarnos (Columna Ohlala - Mayo 2016)

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Sensopercepción para expandirnos y habitarnos

El cuerpo tiene su propia sabiduría: aprendé a interpretar sus señales con ejercicios simples para entrenar tu consciencia corporal.
Por Paula Pantano | Para Revista OHLALÁ!
Tenemos un cuerpo que, desde la simpleza de las sensaciones, tiene mucho para enseñarnos. Muchas veces, en vez de habitarlo, sentirlo y aprovechar lo que expresa para guiarnos en el camino, buscamos callarlo y desvincularnos de él. Si estamos contracturadas, en vez de sentir y dedicarnos a disolver esa tensión en movimiento y placer, algunos eligen, por ejemplo, tomar un analgésico; otros, seguir como si nada pasara y ni siquiera pensar qué fue lo que provocó esa tensión. ¿Y si probáramos transitar el camino opuesto, poniendo conciencia en lo que el cuerpo expresa? ¿Qué pasaría si, en lugar de anularnos, eligiéramos habitarnos?
 
Foto: Latinstock

¿CÓMO PONERLO EN PRÁCTICA?

Hay muchos métodos para esto, pero todos apuntan a lo mismo y tan repetido de "sentir y vivir el presente", sin pensamientos futuristas ni pasatistas. Por ejemplo: si estamos en un abrazo con un amigo, habitemos cada hueco de ese abrazo. La mano que se posa en la espalda, sintámosla, apoyada y presente en toda su extensión, tomando plena conciencia de las yemas de los dedos, las palmas, la tensión de nuestra mano y lo que hay del otro lado: la temperatura, la dureza o la blandura. Este "habitar" del cuerpo tiene etapas y es un proceso que hay que ir transitando. Lo primero es buscar sentir lo más posible y sensibilizarnos desde cosas que parecen tontas, pero esas cosas simples siempre son las más poderosas y reales, porque a la larga traen conciencia y generan un despertar, que hará que tu ser pueda habitar cada rincón de tu cuerpo.

EJERCITÁ TU SENSOPERCEPCIÓN

1. Elegí una parte del cuerpo (mejor si es pequeña), por ejemplo, la mano. Podés hacer este ejercicio de conciencia corporal con una amiga: una se acuesta en el piso y cierra los ojos, la otra la guía con la voz y luego cambian los roles. Usá un tono de voz suave que invite a sumergirse en esta exploración interna.
2. Respirá profundo sintiendo cómo el aire entra y sale del cuerpo, cómo se ensanchan las costillas y se cierran al empujar el aire hacia afuera, cómo se infla la panza y se relaja, cómo el aire llega a otros rincones de tu cuerpo. Cada vez que exhalamos, el cuerpo pesa más y se funde con la tierra debajo. Sentí cómo el cuerpo se desdibuja como derritiéndose, sentí los huesos apoyarse contra la dureza del piso. ¿Qué temperatura se siente? ¿El piso está suave o áspero?
3. Ahora, elegí solo un dedo de una mano y muy lentamente comenzá a moverlo.¿Cuáles son las posibilidades de movimiento que tiene? Tomate un tiempo para esto, en explorar cada movimiento pequeño. Sumá al movimiento -de uno en uno- los otros dedos de esa mano. Abrí y cerrá tu mano completa, hacé que se muevan los dedos, que se ablande la palma.
4. Apoyá esa mano en el piso y sentí su textura y temperatura. Ahora, mantené esa mano en el piso y apoyá la mano contraria (la que no usaste) del otro lado de tu cuerpo, para percibir la diferencia de presencia de una y otra. Así habrás dado un gran primer paso para habitar tu cuerpo. .
Y vos: ¿prestás atención a las señales de tu cuerpo? ¿Practicás alguna actividad que te ayude a tener presentes tus sensaciones? Leé también: Streching para después de la ruta y la ciudad y Recorrido: spas urbanos para renovar la piel