jueves, 11 de diciembre de 2008

Isadora Duncan ... La Danza del alma




Isadora Duncan (1878-1927) nació en San Francisco y murió en Niza. Autodidacta, su alta sensibilidad la indujo a renovar la danza mediante el retorno a la Grecia Antigua. En su biografía Mi vida, Duncan manifestó el sentido de una misión personal: " yo había venido a traer a Europa un renacimiento de la religión por medio de la danza, para elevar al público al conocimiento de la Belleza y de la Santidad del cuerpo humano, mediante la expresión de sus movimientos.[...] No había venido de ningún modo a bailar para distraer a los burgueses engreídos tras una buena cena".
La danza es un arte cuyo consumo no puede ser diferido en el tiempo como la apreciación de la pintura o la literatura; reúne la música y el cuerpo en un punto del tiempo y el espacio, y hace del hecho artístico un momento único, irrepetible.

La danza que (re)nace a partir de Isadora Duncan intenta un rescate del pasado mítico y un retorno a la naturaleza, tiene en común con las vanguardias artísticas y políticas el espíritu de enfrentamiento al arte burgués y reflexiona sobre la existencia, el cosmos y el lugar del arte. Como la gran mayoría de los artistas de su época, sus ideas sobre el arte se cruzan con ideas políticas, en su caso de corte revolucionario e ideas sobre el lugar de sujeto mujer en la sociedad moderna.
Creadora de la danza moderna, su influencia se sentirá en la danza clásica, en las nuevas formas de expresión corporal y en el teatro moderno.
A los diez años Isadora abandona la escuela y empieza a dar clases de baile a los niños del barrio. Es la época en la que juega en la playa, mientras imagina y crea movimientos con sus manos y sus pies, juega con las olas y tiene sus primeras ideas sobre lo que después será su arte: "Nací a la orilla del mar. Mi primera idea del movimiento y de la danza me ha venido seguramente del ritmo de las olas..." (Isadora Duncan, Mi vida., Buenos Aires, ed. Losada, 1938, p. 13)

Esta Naturaleza viva, será la que tratará de expresar danzando, "Los movimientos de las nubes arrastradas por el viento, los árboles que se estremecen, los pájaros que vuelan, las hojas que dan vueltas..." (I.D, Mi vida, op.cit, p. 148) son una fuente de inspiración para Isadora.

Cuando abandona la escuela comienza su verdadera educación, la recibe de su madre que la introduce desde corta edad en las obras de Beethoven, Schubert, Schumann, Mozart y Chopin y a las lecturas de Shakespeare, Shelley, Keats y Whitman; también le enseña sobre cultura clásica griega, paganismo y feminismo.
Esa comunidad artística familiar alienta su espíritu libre. El "Clan Duncan" vivía de las clases de piano que impartía Dora, las clases de baile de Isadora y funciones que presentaban en conjunto, en las que Isadora bailaba mientras su madre interpretaba Mendelssohn al piano, luego su hermana Isabel recitaba algunos poemas de Teócrito y cerraba su hermano Raimundo con una pequeña charla sobre los griegos o sobre la danza y sus efectos en la sociedad del futuro.

A comienzos del 1900, la bailarina de veintiún años convence a su familia de ir a Europa y parten, primero a Inglaterra y luego a Francia. Siempre autodidacta, estudia artes en el British Museum, donde encuentra la gran inspiración para sus danzas que evocan los movimientos y las vestimentas griegas antiguas. Observa los movimientos de las danzarinas en las vasijas griegas, y de allí adopta una de sus posturas características: la de echar la cabeza hacia atrás como las bacantes.
En su anhelo de conocer más sobre danzas antiguas, Isadora estudiará en la Nacional Gallery, en el Louvre y en el museo Rodin. Su investigación abarca: danza, música, tragedias griegas, la comprensión de varios filósofos y los movimientos del cuerpo humano: "Me dedicaba a leer todo lo que se había escrito en el mundo sobre el arte de la danza, desde los primeros egipcios hasta el día, y tomaba nota especial de todo lo que iba leyendo; pero cuando hube terminado esta tarea colosal, comprobé que los únicos maestros de baile que yo podía tener eran Juan Jacobo Rousseau -Emilio-, Walt Whitman y Nietzsche." (I.D, Mi vida, op.cit, pp.70-71)

En estos tres nombres se encuentra la carga expresiva de la danza a la que aspiraba dar forma Isadora: Naturaleza primigenia, amor a la libertad y fuerza dionisíaca pagana.

Teniendo en cuenta que Isadora además de bailarina era profesora de danza, es comprensible que la obra pedagógica de Rousseau haya sido importante para ella y la transmisión de su arte. Rousseau plantea una crítica a la educación tradicional y propone como alternativa una educación cuya finalidad primordial sea la conservación de la naturaleza humana; una educación centrada desde el nacimiento hacia la libertad del individuo, para que éste pueda expresarse espontáneamente. Ideas que coincidían con las de Isadora "...el niño más pequeño comprendía que todos sus movimientos y que sus andares mismos poseían una fuerza espiritual [...] pero según iban creciendo estos muchachos, la influencia contraria de nuestra civilización materialista mataba aquella fuerza natural que en ellos alentaba y perdían su inspiración" (I.D, Mi vida, op.cit, p. 67)

Fue un espíritu libre que manifestó los deseos, las esperanzas y los temores de una época. Polémica e irreverente, innovadora, luchadora y soñadora, revolucionaria más allá del campo artístico; su legado fue recibido no sólo en la danza que recibió su influencia como una bocanada de aire fresco, también el teatro moderno, las nuevas formas de expresión y los movimientos feministas posteriores son de alguna manera, deudores de esta mujer apasionada.

En vida, Isadora pudo ver como el ballet adoptaba la música de Chopin y Schumann, cambiaba su vestuario e incluso algunos bailarines se animaban a bailar descalzos.

Stanislavsky, cuyo nombre se asocia en seguida al teatro moderno, reconoce en "Mi vida en el arte" (citado por Duncan, p.142) que la búsqueda que él estaba realizando de la motivación para que el actor saliera a escena, se vio influida por "el motor en el alma" del que Isadora decía que necesitaba poner en marcha antes de salir a bailar.

La idea de que la danza puede curar el cuerpo y el alma propuesta por Isadora a principios del siglo XX, hoy en día se reproduce en decenas de diferentes prácticas destinadas a hacer fluir la energía interna.

Algunos de sus sueños no los alcanzó. No pudo restituir la danza al lugar privilegiado que alguna vez tuvo en la Antigua Grecia ni ver su escuela poblada de Ninfas, Sátiros y Faunos. Pero una vez dijo: "Yo quería expresar a través de la danza los sentimientos y emociones de la Humanidad." Y lo hizo. (*)
BRINDIS DE FIN DE AÑO
BRINDIS DE FIN DE AÑO

martes, 2 de diciembre de 2008

Historia de Joseph Pilates

Hoy quiero compartir con uds la historia de este hombre tan creativo que sin saberlo marcaria nuestras vidas con su legado.
Un hombre que como veran trabajaba con cada uno de sus alumnos / pacientes en especifico y sobre su cuerpo de una manera muy personalizada
Un grande un creativo
Gracias Joseph!!